(P.O.V Velaria)
El crujir de los arboles se escuchaba debido al viento que los hacia bailar, un pequeño desliz, o una mínima equivocación terminaría con mi larga vida, talvez eso haría que me reencontrara con mis padres, y con Hood, mi querido Hood.
Seguí saltando entre ramas asegurándome si no veía a ningún enemigo cerca, por suerte al menos cerca en este bosque no había humanos, pero no podíamos seguir así, hace 10 años éramos 92 a hora solo quedamos 44 y separados en grupos de 11 individuos para evitar la extinción de nuestra propia especie.
El consejo lleva ya más de 150 años diciendo que debo emparejarme para tener descendencia, pero como puedo traer vida a este mundo cuando mi corazón alberga venganza y odio a los humanos que nos han arrebatado todo, quiero matarlos, bañarme en sus entrañas, acabar con todo su especie como ellos han hecho con nosotros, hace un año nuevamente los ingleses nos encontraron y volvieron a matar a 6 de los nuestros, pero juro que ese hombre al que llamaban Fregan lo dejare empalado frente a esas ciudades infernales que han creado.
Mi propia sed de sangre había hecho que los pájaros que estaban alrededor mío salieran huyendo de mi.
Iba a proseguir mi guardia, pero uno de mis compañeros me hablo desde el lejano suelo.
-Velaria relájate un poco, tu Mayus (aura) esta poniendo nervioso a todos, incluso a los niños, baja un rato.
Frente a los ojos de Kairus yo desaparecí como si fuera niebla, luego aparecí en sus espaldas poniéndole la punta de una de mis flechas en el cuello a modo de broma, aun así el no pudo tomárselo así.
-Velaria que puedas ocupar la urdidumbre no significa que debas hacerlo en todo momento.
-Entre más pasan los años más aburrido te pones Kairus, y querrás decir la única que puede. - dije con un tono de tristeza.
-Tampoco te des tantos aires jovencita, apenas puedes hacer un par de trucos, por desgracia tanto tu padre como tu madre no pudieron seguir enseñándote, y tu les agradece su sacrificio con una cacería personal, en vez de centrarte en en nuestra supervivencia, hasta cuando ignoraras tu papel como nuestra líder eres la Kiati Tolin es la herencia que te corresponde por el legado de tus padres.
-Kairus no sigas, y no vuelcas hablar de mis padres, tú no tienes derecho de nombrarlos... ya hemos hablado de esto, no pienso parar hasta que los humanos nos dejen de casar punto final.
-Ese pensamiento te mataran, no peor hará que nos mate a todos, escucha al consejo Kiati Tolin, busca tus jilorum (pareja o parejas), bendícenos con niños, que crezca nuestra damus (los nuestros o familia).
Yo le estaba dando la espalda a Kairus, el se me acerco y me dio un tierno abrazo por la espalda.
-Yo estoy dispuesto a ser tú jilorum, Velaria, unamos nuestro quirilan (Vinculo), abandona tu cacería.
Entre más hablaba, más furiosa me ponía, como me pedía que dejara mi venganza por la gente que mato a mi damus, a Alastor mi padre que se sacrifico por toda nuestra especie, mi madre que sacrifico su vida por mi.
Me di la vuelta, empuje a Kairus lo que provo que callera sobre las hojas secas que decoraban el suelo del bosque.
-No vuelvas a proponerme nada Kairus, primero que nada nunca podría estar con un cobarde que abandono a su Kiati Tolin cuando el podrido Johan sans terre nos invadió, vete me das asco.
Kairus se levanto, se saco unas hojas que había quedados atrapadas entre sus largas orejas y su pelo platinado.
-Te comportas igual que los mismo orcus (Humanos) que cazas, estas tan llena de odio como ellos Velaria, si no te conociera diría que eres uno de ellos.
Esa fue la gota que había rebalsado el vaso, deje salir mi Mayus contaminado por mi odio, a lo lejos se escuchaba el llanto de niños llorando.
-Como te atreves...
Agarre mi arco y le di en la cara con él, Kairus volvio a caer al piso, yo me abalance sobre él, comencé a darle golpes en la cara una y otra vez, el intentaba sacarme de encima de él, pero no podía, Kairus estaba oxidado ya llevaba más de 200 años sin agarrar si quiera una espada o arco, así que era fácil someterlo, en un punto el dejo de defenderse, y yo seguía golpeando su cuerpo inconsciente, simplemente me deje llevar, pese que sabia que lo que estaba haciendo estaba mal no me importaba, me detuve porque sabia que si seguía probablemente lo iba a matar.
Deje tirado ahí el cuerpo de Kairus, yo volví a desaparecer y volví a donde estaba en lo alto de las ramas de los arboles.
Seguí mi patrullaje, pero esta vez buscaba de manera desesperada encontrarme con algunos Orcus (Humanos) para poder saciar mi sed.
Por desgracia no encontraba a nadie, entre más me alejaba del campamento mi furia crecía, por donde iba los animales salían despavoridos de mi.
Vamos aparezcan, vengan a mi, déjenme matarlos como mataron a mis padres, solo calmen este dolor, un par de ustedes no se compararían a largo camino de cadáveres de los nuestros que dejaron.
Mi Mayus estaba corrompido en este momento por mi odio, estaba tan podrido que donde pisaba o tocaba el árbol o planta perecía, ya estaba casi llegando al linde de este bosque, y por desgracias no me había topado con nadie, estaba por darme por vencida, pero no muy lejos escuche un grito, al fin un Orcus aparecía, fui directamente hacia él.
Cuando llegue al ultimo árbol que se encontraba en el linde, me tope con un muchacho desnudo que estaba en el río.
Mierda, mierda, mierda, mierda - decía el extraño.
Frotaba con desesperación sus manos como si estuvieran manchadas de algo, pero al menos yo las veía limpias.
-Sal, sale, te lo suplico, mierda, ¿por qué siguen manchadas de sangre? - dijo el extraño.
Por lo visto el tipo había perdido la cabeza, hablaba de sangre cuando no había ni una gota por ningún lado, pero su voz me resultaba algo familiar, aun así no importaba, se que se me dibujaba una retorcida sonrisa en mi rostro, saque mi arco y agarre una flecha, comencé a apuntar para calmar mi venganza aunque sea un poco, estuve apunto de disparar, hasta que el sujeto se lanzo al rio.
Él estaba golpeando el agua desesperado, parecía un niño, no a mis ojos lo era, al final esa gente solo vivían un suspiro, y aun así esos animales no tienen al borde de la extinción.
Nuevamente el muchacho gritaba, incluso pese estar lejos del logro que me doliera un poco el oído.
Matemos dos pájaros de un tiro, yo hago que no te desesperes más muchacho y yo logro calmarme, me parece justo.
Tense el arco, estaba lista, la flecha iba a quedarle incrustada entre ceja y ceja, pero me detuve en el ultimo momento, el Orcus había mirado hacia el cielo, entonces lo reconocí, era el mismo muchacho que pude haber matado antes en 2 ocasiones, en el bosque de Leap, y en ese barranco, en ninguna de las oportunidades pude hacerlo.
-Granet. - Dije casi como un susurro.
Adelante mátalo, es tan fácil, suelta la cuerda, y todo se acaba rápido... al final lo deje de apuntar, incluso mi corrupto mayus se calmo, volviendo a la normalidad.
¿Por qué? ¿Por qué te pareces a Alastor...? papá...
Las lagrimas había comenzado a brotar de mis ojos, por mucho que quería matarlo, algo me lo impedía, el recuerdo del rostro de mi padre.
-¡¡Heroooo!!
Fue lo ultimo que escuche decir de la boca de Granet, el ultimo grito que oí hasta abandonar el lugar sin que me viera.
Regrese por donde mismo había venido, era fácil para mi ver mi propio rastro, pero esta vez era incluso más fácil hacerlo por las marcas de marchites que deje en los arboles.
Me volví a topar con Kairus que seguía en el mismo lugar donde lo deje, pero ahora estaba despierto, intento hablar, pero le había dejado el rostro tan hinchado que apenas salieron un murmullos inteligibles de su boca.
Me acerque hacia él y recite las palabras de siempre, de mi mano broto una luz de color verde, y de apoco se fue mejorando el rostro de Kairus.
-¿Ya puedes moverte anciano?
Kairus comenzó a levantarse, pese a verlo curado aun no estaba totalmente recuperado, así que le costo hacerlo.
-Puedes dejar de mirarme con tanto odio, yo no soy ni tu enemigo ni una de tus presas Velaria, mierda casi me matas.
-Si casi, pero no lo hice, no me vuelvas a provocar nuevamente Kairus, toma esto como una lección.
-Si, Velaria eres una fali (puta), pero mi propuesta sigue en pie, por nuestro bien, tu pueblo te necesita.
No dije ninguna palabra, tampoco me deje provocar por su insulto, simplemente lo deje atrás, volví al campamento donde estaban todos, verlos como si no pasara nada me daba una pequeña alegría a mi alma y mi mayus.
Las otras tres mujeres jovenes de nuestro grupo jugaban como persiguiéndose una a la otra, apenas a su 100 años 2 de ellas eran madre, pero aun eran retoños que les faltaba crecer, los niños también jugaban entre ellos tirándole piedra a una trapos sucios que habían colgado en un árbol. Mientras que los demás estaban cocinando o vigilando que nadie se acercara aparte de nuestro grupo.
-Si no cazo a los humanos ellos me van a quitar esto, no puedo volver a permitirlo.