-Vamos Lay despierta, tengo que peinarte, para luego hacerte la trenza.
-No quiero... déjame dormir un poco más, sabes que anoche no podía dormir. -Decía Lay como si fuera una niña entre sueños.
Admito que adoro ver esta faceta de Lay, que por desgracia solo aparecía cuando quería seguir durmiendo, pensar que en nuestro viaje hacia acá nunca la vi a sí. Hero también hacia algo parecido cuando iba a despertarla, porque siempre se quedaba dormida.
Sera mejor despertarla de una buena vez, además no puedo subirme los pantalones, porque Lay con sus piernas durmiendo me lo bajo, y sigue con la pierna metida en mi pantalón.
-Lay recuerda que Willfest te ordeno, que cubrieras el turno de Roy, para que descanse.
Como si le hubiera dado una orden a un robot, ella ahora se despertó de inmediato, se me quedo viendo, acerco su rostro hacia al mío, mientras con su mano acaricia mi barbillas.
-No Lay que vas a hacer, no me beses...
Lay puso su mejilla con la mía.
-Anoche me preocupaste tonto, no digas cosas así, no ahora cuando hemos pasado tantas cosas.
Aun me cuesta tanto creer que Lay se había aferrado a mi, supongo que habla de cuando dije que creía que estaba enfermo.
-Disculpa, pero estaba asustado tenia miedo que fuera algo más que una simple mandíbula débil, además omití que aun sigo viendo mis manos con sangre debes en cuando... cuando estuvimos en la bañera, el día que te toque las cicatrices, por un momento te vi llena de sangre, luego mis manos también lo estaban.
-Buscare la manera de calmar tú mente Gran... vamos péiname debo apurarme, y tú debes ir a hablar con Magnus... ¿por qué tengo mi pierna metida en tu pantalón?
-Por que usted señorita como le comente y una vez tiene síndrome de piernas inquietas.
-Aun no entiendo que es eso Gran, por mucho que me lo has explicado.
-Que mueves tus piernas cuando duermes.
-Eso lo entiendo, lo que no entiendo es como lo hago.
Honestamente pase del tema, luego de hacerle la trenza a Lay, bajamos a tomar desayuno, Roja seguía durmiendo en el sillón roncando como si no hubiera un mañana, Lay se había quedado mirándola un rato con la típica expresión fría de siempre, también me acerque a verla.
Amelia era bastante despreocupada para dormir, estaba casi semi desanudada, del pequeño camisón que tenia abierto casi se le podía ver una teta que por la tela de su pequeño camisón que le cubría un poco más que su senos mostraba casi todo, pero su estomago estaba descubierto, incluso tenia un poco de su ropa interior abajo, y se le asomaba un poco de su colorín pubis.
Me estire un poco, luego me rasque la cabeza y decidí dejar de ver.
-Te excitaste ¿no es haci Gran?
Me esta empezando a incomodar que Lay me lea también.
-Cielos que quieres que haga, mírala como esta, no soy de acero tampoco.
-No te estaba recriminándote, es solo que te comportaste bien, normalmente los he visto que se abalanzan como...
Es verdad Lay solo tiene por experiencia algo traumático.
-Lay las cosas no son así ni para hombre ni mujeres, si no puedes controlarte entonces no eres distinto a un animal, no creo que lo que hice sea algo para alagar, solo es lo que se debe hacer, si no tienes el consentimiento de la otra persona, no deberías hacer nada.
Lay seguía mirándola mientras me hablaba, si no fuera porque la conozco, por esa mirada suya diría que la quiere matar.
-Comprendo, o eso creo... es bonita ¿no?
El rostro de Lay se había dejado ruborizar un poco.
-¿Lay te gustan las pelirrojas?
-Creo que sí, no es que lo hubiera pensado antes, pero me parece atractiva, además ayer note... dime si esto no debería hacerlo, pero tenia un bonito trasero, bien formado y firme.
No puedo creerlo no solo le gustan las mujeres, si no le gusta el mismo tipo físico que a mi, porque me siento extrañamente orgulloso.
-No hay pecado en ver, pero creo que en este momento exacto deberías despertarla, además tiene que ir a enfrentarse a 10 guardias nuevamente.
Lay agarro un vaso de agua y se lo lanzo a la cara, sinceramente a veces no se que pasa por su cabeza.
-Esta helada, muy helada, ¿por que no me despertaste como una persona normal Lay?... rayos me mojaste toda - dijo apenada.
Genial ahora se le trasluce ese diminuto camisón...
-¿Pero que haces pervertida, tapate?
Amelia se saco la ropa de la parte de arriba quedando desnuda, tenia una que otra cicatriz, pero comparado con Lay parecía que no tenia nada.
Amelia podría decirse que no tenia mucho pecho, pero lo que tenia era bonito de admirar, pero si lo admitía quedaría como un completo degenerado.
-Cual es el problema que me vean desnuda, no creo que se la primera vez que ves a una chica mostrando su belleza Gran.
-No, pero se más cuidadosa... sabes que, as lo que quieras Roja, suerte en tu combate.
-Gracias Gran.
Se vistió rápidamente, agarro sus cosas y empezó a marcharse.
-Por el amor de Morrigan... en que momento comencé a nombrar a esa diosa, de hecho porque lo hacia, no importa... Roja como esto al menos.
Le lance un pedazo grande de queso, lo que ella agarro fácilmente.
-También me darán comida... muchas gracias a todos por permitirme estar acá, después le agradeceré a Willfest en persona.
Creo que quiso llorar, pero se aguanto por alguna razón.
-Esa chica es tan rara como Rury.
-¿Rury?
Lay me miro de arriba a abajo.
-Tu entrepierna Gran contrólate.
-No me pides tanto Lay, además el piensa por si solo... Rury podemos decir que era una amiga de mi tiempo, Roja y ella son muy parecidas hasta en comportamiento, pero Lay quiero saber más de como te gustan las mujeres, creo que nos gustan el mismo tipo, al menos físicamente.
-No he dicho que ella me guste Gran, solo la encuentro atractiva, y me hace a acordar a alguien es todo.
-Que aburrida - dije con comida en la boca.
Me costo llegar a la herrería de Magnus aquí en Dublin por lo visto estaba bien alejada del centro de la ciudad, y como era la primera vez que venia me perdí, tuve que detener a un ladrón que le robo a una jovencita un prendedor de plata con oro, luego de eso se lo entregue a los guardias, la joven que debería tener la misma edad que Roy, estuvo muy agradecida conmigo, incluso me pregunto mi nombre para agradecerme luego.
Luego de varias vuelta al fin di con la herrería de Maguns
¿Con quien habla Magnus?, me acerque sin que me vieran, simplemente porque me era familiar la voz de la mujer.
-Agradezco tus servicios Lana como siempre, pero me inquieta eso que te comente, ya no debería quedar nadie con vida excepto...
-Descuida Magnus, tal vez sea un bastardo, pudo que él haya tenido un amorío, además sabes que hay otro más con vida por ahí.
-Si, preferiría hacer como que esta muerto, al final la culpa de todo lo tiene ese hijo de perra. Prefiero cambiar de tema querida, como están las chicas, no han habido accidentes últimamente.
-Gracias a Dagda no, además tenemos a nuestra joven curandera que cuida muy bien de las chicas...
Sin darme cuenta al acercarme para escuchar mejor, bote los martillos colgados en un pilar haciendo mucho ruido.
-Hola Magnus, venia a hacerte un encargo - actúe como si nada hubiera pasado, no quería que se enojara por estar espiándolo.
-Hola Gran, descuida, dame un segundo, espérame aquí afuera.
Al final no logre ver con quien hablaba, pero al rato volvio conmigo.
-¿Magnus interrumpo?, es que escuche que hablabas con alguien.
El herrero se puso algo nervioso.
-Si una clienta que no le gusta ser vista, encargo un escudo para su hijo.
-Comprendo, mira vengo por este motivo descubrimos que tengo una mandíbula de cristal, entonces necesito algo especial para protegérmela.
-Gran tener ese defecto es muy complicado como para ser escudero, yo ya conocí a alguien con tu problema y murió muy joven por no cuidarse, no seria mejor dejarlo y hacer otra cosa, además si te hiciera un casco, eso no suele cubrir bien el mentón.
-Es que no quiero un casco, más bien una especie de mascara, mira dibuje esto.
-Hombre, pero dibujas muy bien, podrías ser fácilmente un ilustrador para la iglesia, un diseñador de planos, veamos, esto es raro, espera me dices... la idea no esta mal, cambiaria el acero, por un material igual de duro, pero menos pesado, la parte del mentón la quieres... es como si fuera relleno para un cojín de silla, ya veo, esponja cubierta de cuero tensado, el diseño me gusta.
-¿Entonces puedes hacerlo?
-Con quien carajos crees que hablas, por su puesto que puedo hacerlo, pero saldrá caro, además no es seguro que funcione del todo, nunca he hecho algo así, incluso esto tiene muchos detalles, pero estoy seguro que lo puedo lograr.
-Sabia que podía contar contigo, ¿Cuánto saldría todo esto?
-Déjame ver... más menos lo que ganarías en 2 años como escudero.
-Ahí se fue mi plan al carajo, Willfest no me pagare esto.
-Que dices si te lo dejo gratis, si haces algo por mi.
-¿Por qué presiento que me va a salir más caro de lo que creo?
Magnus piso una sonrisa picaresca, una que era igual a la que hacia mi padre.
-En una semana va a ver un pequeño altercado en la torre de vigía que esta a un día de aquí, cierto grupo de estas tierras quiere robar unas cosas que se encuentran ahí básicamente, se guardan los impuesto de los pueblos aledaños, pero en esa torre hay un pequeño cofre morado con negro tiene la forma de un cuervo en la tapa de arriba si me traes eso, te lo hago gratis, es más te agrego mantenimiento de por vida.
Estaba extrañado por el pedido, era obvio que me ocultaba cosas.
-Déjame ver si entiendo quieres que detenga a los Irlandeses y robe ese cofre por ti ¿cierto?
-No, no, no, me da lo mismo si ganan los ingleses o irlandés, me interesa el cofre, nada más Gran.
-¿Magnus como sabes todo esto?
-Gran no voy a revelar mis fuentes - dijo aireado.
-Acepto con una condición, ya que tengo que arriesgar mi trasero quiero la mascara por adelantado.
-Así no funcionan los tratos Gran, que pasa si te entrego la mascara y luego no me traes el cofre, no funciona para mi.
Tal vez podría intentar eso...
-¿Qué te parece un juego?, si yo gano me haces la mascara por adelantado, y aun robare el cofre, si yo pierdo hacemos las cosas a tú manera.
-Despertaste mi interés, ¿Cuál es el juego?
-Descubre en que mano esta la moneda, es simple.
Le mostré una moneda de plata.
-Que simple, adelante. - dijo Magnus con una sonrisa en la boca.
Escondí la moneda en una de mis manos, me pase las manos por detrás de mi cuerpo y las volví a poner adelante.
-Bien, decide en que mano estas.
Magnus estuvo un rato pensativo.
-En ninguna mano hay una moneda Gran.
Maldición conocía el truco... pero te equivocaste en algo.
-Error, esta en mi mano derecha.
Bastante frustrado Magnus accedió a mi trato.
Realmente tenia dos monedas una en cada mano, cuando el decidiera escoger una yo pensaba esconder una en mi manga, ese truco me lo enseño mi padre.
-Ya perdí, acepto mi derrota Gran, pero dime en realidad ¿tenias dos monedas cierto?
No pude evitar sorprenderme, al final había sido mi padre el que me enseño este truco, incluso hizo que aprendiera como ocultar las cosas sin que los demás se dieran cuenta.
-No se de que hablas Magnus.
Maldición, hablarle es como hablar con mi padre... ¿Cómo estarás viejo?, espero que estés cuidando de Hero.