—¿Mm? ¿Qué le pasó a ella? —preguntó Darío al alcanzar a ver a Emily, que no paraba de estornudar—. ¿Le hiciste algo?
Amanecer se encogió de hombros con indiferencia. No respondió a la pregunta, pero Darío sabía que ella le había hecho algo a esa mujer y estaba en lo cierto.
No era algo fatal. Era algo que Hécate le había dado antes de partir hacia el norte. Le había pedido que encontrara un objeto para crear una poción, la cual le darían a Emily.
La poción haría que Emily tuviera alergia al invierno. Continuaría estornudando hasta que el invierno terminara. No era algo fatal, pero sería muy molesto.
—Zaya se irá a Marca El en dos meses, ¿vas a despedirla? —le recordó Darío la última carta que Zaya le escribió a Amanecer.
Amanecer pensó en eso por un momento. —No. Creo que me lo voy a saltar. Le escribiré para disculparme por mi ausencia —, y sin más, cambió de tema.