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Le irritaba a Amanecer cuando veía a Aurel intentar meterse mientras ella inspeccionaba la poción que había hecho. En una ocasión normal, no le habría importado ya que ella era la curandera real, pero ya estaba irritada por Lanza.
Más aún, lo que Aurel estaba haciendo no era realmente por su deber como curandera, sino porque tenía la intención maliciosa de demostrar que tenía razón sobre Amanecer.
Aún así, no podía encontrar ningún fallo con el antídoto. Para ser honesta, ni siquiera entendía nada sobre ello.
—¿Cuándo despertará? —preguntó Aurel. Cruzó sus brazos frente a su pecho y parecía una niña malcriada, tratando de encontrar defectos en lo que Amanecer estaba haciendo.
—Tres días —añadió Amanecer—. Más o menos. No podía decir el tiempo exacto, dependía de cómo su cuerpo reaccionaría al antídoto.
—Ni siquiera puedes decir eso con seguridad —Aurel entonces se volteó hacia Lanza—. ¿Realmente confías en su habilidad?