—Están en eso otra vez —dijo Axel, sintiéndose irritado al ver una carta del palacio con el sello del rey. Esta no era la primera carta que el Rey Zander les enviaba. Su orden seguía siendo la misma: cuidar de los monstruos que lograban "escapar" de la tierra intocada y seguir destruyendo la frontera en el norte.
Esto provocó conmoción en todo el continente, porque la manada del norte servía como la primera línea de defensa contra los problemas de los monstruos.
Pero la respuesta que venía del Cenit era la misma: él haría lo mejor que pudiera para lidiar con ello.
No solo este asunto causó una ansiedad creciente en la gente del reino, sino que también le dio un dolor de cabeza al rey. Cenit aún estaba enfadado porque su hermano envió a alguien para matar de manera flagrante a su pareja.
—Creo que esto durará otro par de meses —dijo Darío—. Cenit debilitó a propósito la protección alrededor de ese lugar.