El día era soleado y caluroso; el sol irradiaba tanta luz que en minutos bajo el mismo sería suficiente para que no quisieras salir
de tu casa nunca más. Las personas caminaban de prisa, ya fuera para conseguir
sombra o para llegar rápidamente a su destino. En este infierno, una joven de
cabello negro, ojos cafés y piel morena se encontraba tomando el bus para
retornar a su casa. El nombre de esta joven chica era Reina. Mientras el sudor
de su cuerpo humedecía su ropa, ella tenía una mirada perdida. Cualquier
persona que la observara creería que está pensando en lo molesto que es el día,
pero ese no era el caso. Esta chica solo recuerda la noche que acaba de vivir,
la noche que jamás olvidará, ya que en esa noche pudo sentir y experimentar lo
que tanto quería, lo que no la hacía pensar bien y la distraía de sus objetivos
cortos. Ella esa noche, por primera vez, estuvo con un hombre. Aunque este
hombre no era el de sus sueños y apenas lo conocía. En este bus, solo podía
recordar cómo llegó al punto de esa intensa y maravillosa noche.
Era un viernes después de la universidad, su amiga
Susana la intercepta en la salida. "Oye, Reina, ¿a dónde te diriges que
harás hoy?" Le pregunta Susana con un tono muy alegre, normal de su
actitud extrovertida.
"¡Susana, pues nada! Sabes, soy extremadamente
responsable, y mis amados padres confían tanto en mí que se me hace imposible
hacer algo por mi cuenta. Amablemente, solo hago lo que me piden", Reina
responde con una sonrisa amplia, pero con el tono más sarcástico que puede
tener una chica de su edad y con mucha razón, ya que los padres de Reina son
extremadamente controladores y buscan la perfección en su hija, son personas de
alto estatus social y, por ello, Reina tiene muchos zapatos que llenar.
"Como siempre, tan responsable, Reina. No
esperaba menos de ti", Susana dice esto con un tono juguetón, burlándose
de la situación de Reina, ya que ella entiende perfectamente su situación,
siendo su amiga desde la infancia.
Mientras Reina y Susana seguían con su conversación
sarcástica, digna de sus personalidades extrovertidas, un chico de una
apariencia guapa, como los de Hollywood, se acerca a Susana. "Oye, tengo
una hora esperando. ¿Qué estamos esperando para ir a la fiesta?", dice
esto con una voz muy alegre pero seductora que dejó a Reina un poco embobada,
ya que, después de todo, el chico era exactamente como le gustaba. Obviamente,
Reina sabía que era el tipo de chico que a toda mujer le gusta, pero en ese
momento solo pensó que era único para ella. El chico observa detenidamente a
Reina con una mirada detallada pero juguetona, o así lo sintió Reina al ver sus
ojos. Ella solo aparta la mirada rápidamente de manera avergonzada.
"¿Quién es tu amiga? La hermosa aún no me la
presentas", dice esto con un toque de alegría e ingenuidad, o al menos así
lo sintió Reina, porque la verdad lo hizo con un tono de voz que sugería que la
estaba seduciendo de manera descarada. Susana observa esto y le responde,
"Y ¿quién eres tú para presentarte a mi mejor amiga? Me daría vergüenza
que ella sepa que tengo un tipejo como tú de primo", dice esto con voz
exasperada, pero realmente sabe que al chico no le importa, porque sabe que
Susana es fría con él.
"Oye, no digas eso. ¿Qué pensará de mí
luego?", esto lo dice de manera muy divertida, algo que le gustó mucho a
Reina y tranquilizó un poco a Susana.
"Hola, soy Reina", Reina dice esto de manera
tímida pero espontánea, normal para su actitud extrovertida. Lo diferente era
la timidez, algo que todos presentes entendieron rápidamente, porque habría que
ser tonto para no darse cuenta de que Reina estaba absolutamente enganchada al
chico.
"Hola, yo soy Yeiden, un placer", dice esto
con voz pícara y toma la mano de Reina, lo que la hace entrar en pánico. Susana
interviene, entendiendo el ambiente. "Okay, okay, suéltala, salvaje, ella
ya tiene que irse".
A lo que Yeiden hace una expresión de tristeza hacia
Reina que la desconcierta, al darse cuenta de que este chico estaba
reaccionando a ella.
"¿Por qué te vas? No bienes a la fiesta con
nosotros", dice esto con voz de súplica.
"Ella tiene responsabilidad que atender. Siempre
la vengo a invitar para que luego no diga que soy mala amiga, pero nunca puede
venir", Susana dice esto mientras cierra sus ojos y cruza sus manos en
señal de disgusto.
"Reina, agacha la cabeza mientras piensas en
estos conflictos que la aquejan".
"Vamos, no puede hacerme esto. Luego de que te
conocí, alguien tan hermosa como tú no puede simplemente irse sin más. Debes
venir con nosotros", Yeiden dice esto con un tono y expresión suplicantes,
pero esto fue lo que Reina interpretó debido a su estado de fascinación por
Yeiden, porque realmente estaba exigiendo como si Reina tuviera que cumplir con
una deuda real con voz pedante. Susana, al ver claramente la actitud de Yeiden,
iba a reprenderlo, pero fue interrumpida.
"Esta vez sí iré. No tengo nada que hacer, y mis
padres no estarán en casa hasta tarde. Iré un rato y luego regresaré a
casa", dice esto con voz natural, como si no fuera nada, pero por dentro
Reina está llena de expectativas con Yeiden, pues ella no puede creer que un
chico tan genial esté interesado en ella. No es que Reina tenga baja
autoestima, es solo que ve a Yeiden como alguien tan excepcional que no puede
mirar las cosas de manera objetiva. Susana sabe lo que está ocurriendo con
Reina, por lo que dice:
"Amiga, ¿estás segura de esto? Estarás en un gran
problema si te descubren", Susana advierte con preocupación.
"Te digo que está bien", Reina le responde
con voz fría y actitud seria, para que Susana entienda que ella va en serio y
necesita su apoyo. Susana, obviamente, no puede simplemente decirle que no, ya
que es su mejor amiga y quiere apoyarla. Se resigna y solo jura hacerla
entender y cuidarla en esto. Mientras los tres se dirigen a tomar el autobús a
la casa de Susana a las 7 p.m. de la tarde.