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Chapter 50 - Capitulo 50 El último logro de caballero (parte 1)

—Perspectiva de Asher Frostblade.

Habían pasado cinco meses. Durante este tiempo logré hacer todas las misiones que tenían logros; por supuesto, también hice algunas sin logros como recompensa, pero obtuve bastante dinero a cambio. Después de todo, necesitaba más dinero para poder pasar la noche durante medio año; si no, estaría en las calles de este mundo.

En fin, solamente me falta un logro por obtener. Según una información que obtuve de Luna, tengo una semana para convertirme en noble, y esa misma semana empieza el año de la academia, lo que significa que empiezan las clases de magos.

Tengo solamente una semana. Debo obtener el último logro de caballero lo antes posible; afortunadamente, un gremio ofrecía un logro de caballero por una misión no tan difícil.

La misión consiste en proteger a un comerciante muy importante, y lo mejor fue que el comerciante se dirige hacia la ciudad Mengrana, la ciudad imperial donde también está el castillo de la familia real. El problema es que el camino hacia la ciudad Mengrana está lleno de monstruos.

El grado de los monstruos que nos encontremos es desconocido. Tenemos que pasar por todo un bosque lleno de monstruos, pasar por el oeste donde están las montañas más altas del continente, y, por supuesto, los monstruos también están ahí. Pero después de esos dos desvíos, llegaríamos a la ciudad.

"Sonido sordo"

Entonces, el carruaje jalado por dos caballos empezó a moverse y el viaje acaba de empezar.

La misión es de escolta. El comerciante es muy importante y es posible que nos encontremos con los típicos bandidos que roban en medio del camino. Afortunadamente, Alicia, Clara y Dik estaban conmigo; después de todo, ellos decidieron seguirme hasta que consiga todos los logros de caballero.

"Esta será la última misión", dijo Alicia.

"Sí...", respondió Clara.

En todo este tiempo, Clara parecía estar más normal. No parecía estar sospechando algo de mí, como de mi magia o de Encrid.

"Pero nos volveremos a ver", dije, tratando de calmar el ambiente.

Eso es verdad. Después de que termine la academia, me gustaría buscar este grupo. Después de todo, este grupo se disolvería cuando termine esta misión, ya que todos tienen que separarse y hacer sus cosas, como ir a su hogar, visitar a sus familias, cosas así.

Por otro lado, yo no tengo familia y mi único objetivo es entrar a la academia. Eso es todo por el momento.

"Es verdad... pero será quizás en cinco o seis años", dijo Alicia, con un tono de voz que parecía estar deprimido.

Al fin y al cabo, estuvimos arriesgando nuestras vidas por medio año. Todos los días estuvimos juntos y completamos misiones juntos.

"Parece que esta es su última aventura", entonces habló el comerciante.

Mientras que nosotros estábamos dentro, él estaba afuera mientras guiaba a los caballos.

"Así es, es nuestra última misión", respondió Alicia.

"Es una lástima. Me recuerdan a mi hija. Ella también estaba en un grupo como el de ustedes, pero al final terminaron sus aventuras y se separaron. Desde entonces, ya nunca se volvieron a ver."

El silencio nos inundó ante las palabras del comerciante.

El comerciante se llama Félix. Es de una familia de comerciantes muy famosa en todo el continente. Trasladan todo tipo de cosas, como alimentos y cosas únicas, incluso piedras de maná.

Las piedras de maná solo se encuentran en mazmorras y, por lo que sé, yo solo me encontré con esas piedras el día que salí del mercado de esclavos donde reencarné. Creí que no servían, pero son realmente muy valiosas.

No solamente contienen maná dentro. Esas piedras sirven muy bien para poder subir el nivel del maná y así poder ascender más rápido. Por ejemplo, si un mago es de primer círculo, con las piedras de maná puede avanzar al segundo círculo mucho más rápido tras absorber el maná de las piedras de maná.

"Mierda, si hubiera sabido, me hubiera quedado con algunas."

Entonces Alicia habló.

"¿Cuántos años tiene su hija?"

"Mi hija tiene 25 años. Aún es joven, mientras que yo, su padre, ya estoy viejo."

Eso es verdad. Félix de hecho es casi un anciano: cabello blanco por la vejez, piel casi arrugada como la de los ancianos y un cuerpo cansado.

A simple vista es un anciano, pero no tan anciano. Parece estar alrededor de los 50 a 55 años, o quizás más.

"Mmm", entonces miré por la ventana del carruaje.

"Estamos saliendo de la ciudad", entonces habló Félix.

"Pero, ¿por qué un niño está con ustedes?", Félix dirigió la mirada hacia mí.

Entonces Alicia habló.

"Bueno... no sé si tú lo creas, pero él... es más fuerte que nosotros tres."

"…"

Félix me escaneó de arriba a abajo. Parecía sorprendido, pero era entendible. A simple vista soy un niño, pero mi fuerza es bastante decente para ser llamado fuerte.

Entonces Félix habló.

"Es increíble. ¿Cuántos años tienes?"

Me quedé en silencio.

La verdad no sé cuántos años tiene este cuerpo. Al principio pensé que serían diez o once años, pero ¿y si no es así?

"Once años", respondí, pero realmente no sé cuántos años tengo. En mi vida pasada tenía 25 años; de hecho, morí a los 25 años.

"Eres muy joven. ¿No te da miedo?"

"Creo que no debería de decir eso. De hecho, él ni siquiera tiene miedo a la muerte."

Alicia habló. Es la verdad; aunque ya morí una vez, no se sintió tanto, pero sí daba mucho miedo, y aún sigo teniendo miedo de morir. Pero siempre y cuando no muera, estaré más que agradecido.

"Jajaja, está bien."

Félix sonrió alegremente.

Puedo decir que Félix es un sujeto agradable. Es tranquilo, pero sí que es muy hablador.

"Me gustaría salir", entonces Isabella habló y su voz resonó en mi cabeza.

"Eso no es posible", entonces lo negué al instante.

Aunque hice una promesa con Isabella de que puede tener su forma humana y no estar atrapada dentro de mi cabeza como una simple voz, eso no significa que la vean otras personas, especialmente los que me conocen.

"No seas testarudo y no hables", entonces Encrid habló.

"Tú cállate, idiota. Los idiotas son los que se quedan en silencio y no hablan."

"…"

"…"

Aunque es verdad, creo que esas palabras también se dirigieron hacia mí.

"Sí, sí, pero no molestes en salir aún."

"Está bien... No molestaré."

Entonces, finalmente, los dos se quedaron callados.

Miré por la ventana. El suave silbido y canto de las aves; este mundo definitivamente es muy diferente.

"Quizás me guste más de lo que pensé", ese pensamiento resonó en mi cabeza.

***

—Cambio de escena.

En algún lugar dentro del bosque, justamente en una posada.

Un grupo de hombres muy bien armados entró por la puerta de la posada. Varias personas miraron al grupo de hombres. Eran tres, pero...

"Camina", dijo un hombre con el cuerpo musculoso, cicatrices por todo su rostro, cabello azabache y ojos negros y profundos.

El hombre empujó a una niña. Sus fuertes ojos morados y su cabello igualmente morado claro estaban golpeados en varias partes de su cuerpo.

"Golpe."

Entonces, la niña cayó al suelo.

Las personas que estaban mirando la escena no dijeron nada, ya que sabían quiénes eran estos tres hombres.

"Son... Asesinos locos."

Rápidamente fueron reconocidos por ese apodo.

El hombre musculoso que parecía ser el líder se llama Sebastián. El hombre que estaba a su lado, mientras sostenía un hacha, de cabello azul oscuro y ojos verdes, se llama Vendrik. Mientras que el tercer hombre, de cabello negro y ojos cafés, que tenía una armadura con intrigantes ranuras y llevaba una espada, se llama Pedro.

El grupo de hombres es muy reconocido por sus actividades de secuestros o asesinatos en este bosque. Por supuesto, nadie dice nada por el temor de ser encontrados por estos tres hombres.

Son asesinos y secuestradores de niños y niñas, al igual que mujeres, un grupo de escorias total.

Entonces, Sebastián se acercó al mostrador de la posada. Pedro agarró a la niña de ojos morados, que empezó a lagrimear.

"Niña estúpida, deja de llorar", Pedro agarró fuertemente el cabello de la niña.

"Solo tápale la boca. En la noche será el intercambio", Sebastián, el líder de estos dos, habló.

Entonces su mirada se dirigió a la niña, pero rápidamente miró al hombre que estaba temblando en el mostrador de la posada.

"Dame una habitación grande y que sea rápido."

El hombre rápidamente asintió y entonces buscó unas llaves. Finalmente encontró las llaves y se las entregó a Sebastián.

"T-tome, señor", su voz plenamente temblorosa llegó a los oídos de todos.

Sebastián volteó su mirada y miró a todas las personas sentadas en distintas mesas. Todos rápidamente miraron hacia otro lado.

"Tks... Malditas basuras", Sebastián chasqueó la lengua.

"Vamos", con un gesto de la mano, los demás hombres siguieron a Sebastián.

Pedro jaló del cabello a la niña mientras empezaban a subir las escaleras que estaban justo al lado del mostrador.

Después de que los tres se fueron, un silencio inundó el lugar.

Llegando a la habitación, Sebastián, Vendrik y Pedro entraron.

Pedro empujó a la niña a un rincón.

"Golpe."

"Mierda... Jefe, ¿cuándo llegará él?", preguntó Vendrik.

"No te apures, solamente me dijo que lo esperemos aquí mismo hasta en la noche", dijo Sebastián.

"Por cierto, jefe... ¿sabe por qué él quiere a esta mocosa?" Pedro miró a la niña, quien estaba llorando mientras su boca estaba tapada con un trapo.

Sebastián miró a Pedro.

"Imbécil, ¿no ves su color de cabello? Esa perra pertenece a una de las diez grandes familias de magos."

Pedro y Vendrik rápidamente se asustaron. El miedo les llegó y empezaron a temblar.

Por supuesto, ¿quién no se sentiría así? Después de todo, las diez grandes familias de magos son personas con tanto poder y estatus en todo el continente que, con tan solo una de esas familias en movimiento, incluso un país entero podría quedar en la ruina. Tan alto es su poder que cualquiera les teme.

Una vez más, Sebastián habló.

"No se preocupen, esta noche nos desharemos de ella."

"Pero jefe... ¿y si es una trampa y él es miembro de una de las diez familias?"

En eso, Sebastián se quedó en silencio.

Las palabras de Vendrik tenían razón; de hecho, es muy posible que eso sea así.

Si realmente el sujeto al que Sebastián va a ver en la noche para intercambiar algo con la niña es miembro de la familia de la niña y viene a rescatarla, la situación sería peligrosa.

Por eso Pedro y Vendrik estaban asustados. Entonces, Sebastián habló.

"Si es así... entonces solo nos espera la muerte."

Pedro y Vendrik quedaron en shock.

Cada miembro de una de las diez familias es, como mínimo, un mago del quinto círculo. Tan solo un mago de ese calibre sería extremadamente difícil de vencer, y más para estos tres.

Por supuesto, Sebastián también estaba pensando en eso; después de todo, él no sabe quién es el sujeto con el que intercambiará a la niña por oro.

"Aún así, vale la pena arriesgarse. Solo por intercambiar a esta niña conseguiré cinco mil de oro."

Fue tal la suma que Sebastián estaba más que contento. Aunque sea o no una trampa, vale la pena hacer el intercambio; es tal la cantidad de dinero que está cerca de obtener.

Una cantidad así de dinero es suficiente para vivir el resto de sus vidas sin la necesidad de obtener más dinero.

Para Sebastián es lo único que puede hacer.

"Suficiente, él viene hasta la medianoche; aún tenemos tiempo."

"Pero son las tres de la tarde", dijo Vendrik mirando su mano.

Un reloj de aguja, parecido a uno de esos relojes antiguos pero no tan antiguos, marcaba exactamente las tres y veinte de la tarde.

Aún era muy temprano y faltaba mucho tiempo para la medianoche.

"Oye mocosa, ¿cómo te llamas?" Entonces, Sebastián se acercó a la niña y le quitó el trapo que tenía en la boca.

"..."

La niña simplemente miró a Sebastián.

Entonces...

"Cachetada."

Sebastián abofeteó a la niña. Las lágrimas brotaron de sus ojos y la sangre salió de su boca. La niña estaba muy malherida, con el cuerpo delgado y pálido, y con moretones por todo su cuerpo.

"¡Contéstame!"

"Cachetada."

Una vez más, Sebastián la golpeó, y siguió así hasta que finalmente la niña abrió la boca.

"P—p—para... Por favor..."

"Entonces, dime tu nombre completo."

"..."

Ella miró a Sebastián. Él levantó la mano, pero rápidamente la niña contestó.

"M—me llamo... Emilia Merwin."

"Entonces, realmente eres de la familia Merwin, eh..."

Sebastián se frotó la barba mientras miraba fijamente a Emilia, quien lloraba en silencio, tratando de no hacer ruido porque sabía que, si hacía ruido, la golpearían. Es por eso que estaba en ese estado.

De hecho, Emilia estaba tan golpeada que ya no sentía dolor, pero no quería seguir siendo golpeada. Era muy horrible para ella, y ya estaba cansada. Simplemente quería salir de las manos de estos tres.

Entonces, ella murmuró:

"Quiero... que me salven... por favor..."

Sebastián miró a Emilia, pero luego desvió la mirada.

Se acercó a la ventana y entonces un carruaje se detuvo justo frente a ellos.

"¿Quiénes son?" se preguntó Sebastián mientras miraba a un grupo de personas. Entonces, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a un niño de cabello plateado, idéntico al color de cabello de la familia real.

"Él es... un príncipe. Tengo suerte," murmuró en silencio...

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