Aragon que ve todo, con dificultad se reincorpora y piensa: 'Ellos me necesitan.. tengo volver a pelear sino todos vamos a morir.' Intenta tomar el hacha en su espalda pero es en vano; tiene los hombros destrozados y el dolor es tan intenso q ni tan siquiera alzar los brazos puede.
Se siente inútil, solo es capaz de mirar con impotencia como sus compañeros van camino hacia su muerte; pero en medio de un arrebato de ira se dice: '¡No.. todavía no me voy a rendir!'
Lo vuelve a intentar pero mucho más determinado y en una difícil batalla contra su dolor logra finalmente tomar su arma; está sudando frío, los brazos le tiemblan y a penas tiene fuerzas para poder sostenerla. Paso tras paso es un desafío pero aún mayor es su voluntad de acero que no le permite rendirse mientras no para repetirse en la mente: '¡Vamos tu puedes.. tu puedes.. es pelear o morir.. pelear o morir!'
Ya de tanto sufrimiento está a punto desmayarse cuando siente un gran alivio que lo hace volver es si. Una tenue luz verde su cuerpo le rodea, sana sus heridas y le devuelve las energías. Entonces razona ante tan grata sorpresa: '¿¡Magia de curación!? Esto es obra de Gilmar..' Dirige la mirada hacia su compañero y con dolor ve como este gasta todas sus fuerzas en lanzar un último hechizo. Los ojos se le llenan de lágrimas, sabe que esto es un sacrificio de su amigo, pero su tristeza contiene y en furia la transforma. Lleva su hacha casi al nivel del suelo y todo su cuerpo de su poder llena: '¡Es un todo o nada¡' Piensa decidido justo antes de realizar su ataque final.
Como bala de cañón sale disparado, y la fuerza que al suelo sus han ejercido es tanta que ha este agrieta dando lugar a un pequeño cráter. El mostruo lo percibe y con un brazo lo va detener, pero es inútil, el filo del hacha a este corta y el cuello le sigue en un potente pero certero movimiento.
La horrenda cabeza al suelo cae liberando a su prisionero y todos en silencio la ven como de su interior brota la sangre podrida, tan negra como el mismo alquitrán que el aire contamina con su hedor.
Edwin a su compañero ayuda a salir del abrazo del tentáculo inerte.
Ya de pie el guerrero y apoyado en el hombro del enano y analizar bien la sucedido se expresa muy alegre: "Entonces.. ¡ganamos!"
"Si.. con mucha dificultad por lo hicimos." Le confirma su amigo.
El estallido de júbilo no se hace esperar y ambos comienzan a dar saltos de festejo como si volvieran a ser niños; más el líder ni se inmuta y esto a los demás causa intriga. El guerrero incomprendido le pregunta: "¿Qué ocurre amigo?.. Hemos ganado.. ¿por qué esa cara?"
"Es verdad.. ganamos.. pero esta victoria no has salido demasiado cara.." Termina indicando al cuerpo sin vida de Gilmar que yace en el suelo rodeado de su propia sangre.
La alegría se desvanece y Edwin a toda prisa va a ver al mago; lo sacude buscando que reaccione: "!Gilmar.. Gilmar.. despierta amigo.. hemos ganado.. despierta! Pero nunca recibe respuesta.
El hermano mayor le toma del hombro y muy dolido le comenta: "Dio hasta la última gota de sus fuerzas para hacer posible que yo pudiera hacer ese ataque. Él sabía que no había otra opción.. porque del contrario hoy todos hubiéramos muerto... Fue todo un héroe y un gran amigo hasta el final.."
Edwin rompe en llanto y sintiéndose miserable grita arremetiendo con rabia sus puños contra el suelo: "¡Mierda!.. ¡Esto es mi culpa¡ .. ¡Yo era el que tenía que haber muerto no él!.. ¡Debieron haberme abandonado!.. ¡Un estúpido como yo no merecía que le rescataran.. y miren lo que pasó!.. ¡Mierda.. mierda.. mierda..!
De vuelta en el presente Edric con la fatal historia continúa: Después del entierro de Gilmar, Edwin entregó su título y placa de aventurero en el gremio; recogió todas sus cosas, regresó a su pueblo y jamás he vuelto a saber de él.. Aragon por su parte también decidió abandonar la vida de aventurero y dedicarse totalmente a su trabajo como herrero.."
Levanta su espada enfundada que tiene a un lado de la mesa y tras sacarla ligeramente y ver su reflejo en la pulida hoja dice: "Yo decidí seguir siendo aventurero porque es lo que en verdad me apasiona pero no voy a negar que la muerte de Gilmar también me afectó; tardé un tiempo en volver a hacer alguna misión.. Aunque no era para menos.. Aragon, Gilmar y yo nos conocíamos desde el mismo día en que llegamos a esta ciudad para ser aventureros y formamos equipo; Edwin se unió tiempo después.. pero igual.. fueron muchos los lugares que conocimos y los encargos que completamos juntos.. no es algo muy fácil de superar.." Palabras apagadas terminan la frase.
Recupera el ánimo y al joven muy serio le advierte: "Siempre ten presente Alex que." Realiza un pequeña pausa y continúa. "La vida del aventurero está llena de muchas emociones pero también de incontables desgracias y nuca sabes cuando va a ser la última vez que vas a hablar con un amigo; este no es un trabajo para débiles sino para personas con agallas que están dispuestas a arriesgar sus vidas cada vez que decidimos aceptar cualquier misión; porque para eso en verdad es que estamos, no es la vida de ensueño que muchos creen.. Espero que eso nunca lo olvides."
"¡Jamás lo haré!" Le responde el joven con rectitud.
El guerrero satisfecho asiente con la cabeza y mientras se marcha da un último consejo: "El mostruo que vencimos aquel día era mucho más fuerte que lo que cualquiera de nosotros jamás se pudiera haber imaginado; en mi vida jamás estuve tan cerca de morir como en aquel día y todo por no contar con un grupo lo suficiente grande para poder hacerle frente. Todo y porque no creíamos que en esa mazmorra hubiera un enemigo así de fuerte.." Se detiene un segundo y habla nuevamente antes de abandonar la habitación: "Las mazmorras son lugares así de impredecibles; ten mucho cuidado cuando decidas entrar en alguna.."
Llega el día siguiente y el chico con mucho esmero el hierro ardiente trabaja. Martilla sin cesar, muy concentrado, ni un segundo para tomar aire se detiene, algo con mucho deseo pretende hacer. Sus compañeros que lo notan tan enfocado solo le ven pero nada le dicen, no desean su concentración interrumpir. Pasan los días, solo deja lo que hace para hacer los encargos que se le piden y de inmediato retoma. Mucho tiempo, esfuerzo y sudor su nuevo proyecto le exige, gruesos cayos en sus manos le han crecido y ya sus herramientas casi parecen formar parte de sus brazos. Hasta que finalmente lo logra; tanta dedicación ha dado sus frutos en forma de una grotesca fortaleza de hierro a la ve con orgullo dice: "Listo.. ahora solo tengo que probarla."