La armadura es enorme, duplica al cuerpo de su creador que como si fuera un soldado en guardia la tiene de pie justo frente a él. Diseño poco usual, demasiado robusta hasta para el hombre más fuerte. Una verdadera fortaleza de hierro reforzado con varias láminas y remaches que a primera vista hace preguntar si hay forma de que algo le pueda hacer daño. Pero con un ligero toque de elegancia de brillo plateado como cual luna.
El maestro del chico se le acerca y como siempre admirado le comenta: "En verdad que te quedó increíble.. como todo los que haces."
Da un par de pasos y mientras que con su mano la examina le pregunta: "¿Es para Edric no? Porque no conozco a muchos hombres que puedan usar algo así de pesado.. Aunque.." Se detiene, la ve con mayor detalle y continúa: "No es por criticarte chico pero creo que te exediste poniéndole refuerzos a esto. Ni el mismo Edric con todo lo fuerte que es creo que pueda usarla bien. Me parece que vas a tener que hacerle algunos cambios si quieres que alguien la compre."
El joven muy tranquilo le corrige: "Es que yo no la hice para Edric.."
El señor se siente confundido y le vuelve a preguntar: "Entonces sino es para él. ¿Para quién es? Porque esto sinceramente es demasiado para cualquier persona normal y a aquí no ha venido ningún extranjero ha pedirla que yo sepa.. ¿no?"
"No, no ha venido nadie a pedirla.. Es que ni tan siquiera tengo pensado en venderla.. Yo la hice para mí. Ni de broma le hubiera puesto tanto esfuerzo a algo para después venderlo.."
El maestro que lo escucha su risa no se puede contener y tras casi desmayar de tantas carcajadas le dice: "Niño.. yo creo que respirar tanto humo de la forja te está haciendo mal. Deberías de tener más cuidado porque por el camino que vas..." Toma un respiro y dice muy confiado: "Pero bueno. Si tú crees que la puedes usar pues has el intento y verás lo que te digo, que estoy que ni un solo paso podrás dar."
El otro herrero curioso por tanta risa hacía ellos llega y sin mucha discreción al enano le pregunta: "Jefe; ¿qué ocurre que te ríes tanto? Tiene que ser algo muy chistoso porque usted no se ríe de cualquier cosa.."
Le lleva la mano al hombro y aguantandose las ganas de seguir riendo le responde: " Thomas; Es que Alex dice que él hizo esa armadura tan pesada para él usarla.. y yo le dije que respirar tanto humo le está haciendo daño. ¿Qué tu crees?"
El hombre ve un segundo el montón de hierro y muerto de risa le contesta: "Dios... verdad que sí. Estas en lo cierto. Mejor dile que se tome unos días para que se recupere porque del contrario lo vamos a perder." Termina entre más risas junto a su compañero.
Alex a pesar de tantas burlas no se incómoda y con una malvada sonrisa a los incrédulos comenta: "Pues ya verán. Ahora mismo se los voy a demostrar. Después no me digan que se equivocaron.." Finaliza avanzando hasta la parte de atrás de la armadura.
Sus amigos como si sus palabras fueran cosquillas se vuelven a reír y el maestro le dice: "Dale, has el intento que yo hoy todavía no me he reído lo suficiente; no estaría mal un poquito más. Es que yo no sé ni como es que te la vas poner así como está toda armada."
Alex toca la espalda de esta justo donde hay un grabado con la forma de su mano y para sorpresa de los expectantes de esta una pequeña escotilla se levanta y de su interior una luz azul marino al joven ilumina.
Aragon confundido solo puede decir: "¿Pero qué..? Eso yo nunca lo había visto.."
Alex entra, la escotilla se cierra y deja salir algo de aire presurizado por los bordes. Ya cómodo en el interior ve una espada a medio terminar en la mesa de las herramientas y tras pensar: 'Esa debe servir.' camina hacia ella con total naturalidad.
Los herreros que tanto se divertían ahora solo guardan silencio y boquiabiertos ven con atención como el chico con su enorme armadura blande aquella espada con facilidad. Realiza unos cuantos movimientos más con esta y entonces se dice: 'Ahora la prueba final.' Prosigue ha tomarla por los extremos y romperla como si de una frágil rama se tratara.
El joven de la fortaleza de hierro sale y con una gran y arrogante sonrisa al perplejo público le pregunta: "¿ Y bien? ¿Qué les pareció? No que ustedes decían que ni la iba poder mover.."