Unos días más pasaron y cada vez más cosas cambiaban en los asentamientos humanos en su región. En particular, sus dos bases —la isla y la Base Portuaria— presenciaron muchas mejoras.
Por un lado, el sistema de defensa de ambos territorios estaba siendo mejorado por el equipo técnico de Hugo. Tomaría un poco más de tiempo para completarse, pero ya estaba funcional y ya había defendido el territorio de varias hordas.
Básicamente, después de que todo estuviera hecho, incluso si un pequeño ejército de humanos codiciosos decidiera atacarlos por recursos, no tendrían nada de qué preocuparse.
Nunca serían complacientes, por supuesto. Había una gran diferencia entre la guerra entre personas con algo de cerebro frente a zombis suicidas que no se detendrían ante nada por una comida —especialmente si venían en cientos de miles.
La diferencia era que, aunque la gente sabía de esta posibilidad, ya no estaban tan asustados y desesperanzados.
