Por la ciencia, sus largos dedos prístinos que solo habían tocado equipos de laboratorio se frotaron dentro de la vagina de la mujer.
—Ha… ah~ —ella sonó mientras él movía sus dedos de manera tentativa—. Tienes dedos largos… ah~ Llegarás lejos… ha…
Sus ojos rojos brillaron mientras seguía el movimiento de bombeo que ella había mostrado justo antes, recordando también cómo esos hombres la habían tomado en la Estación de Policía.
Su cerebro simplemente juntó las piezas y lo siguiente que Khalifa supo, ella estaba realmente gimiendo fuerte.
Squelch, squelch, squelch
—Ha… ahhh~!
Squelch, squelch
—Añade presión aquí —dijo ella, con la voz un poco ronca, guiando la base de su palma a tocar su nudo sensible—. Ahh~ —gimió cuando él lo hizo, y Sigmund lo añadió al rango de movimientos que llevaban a Khalifa al éxtasis.