La mano del profesor encontró su rostro de nuevo, frotando sus labios mientras sus ojos se fijaban para ver cualquier cambio que su rostro mostrara.
—Profesor... —susurró ella en cuanto él se apartó de ella para dejarla respirar. Su rostro estaba sonrojado y sus ojos dilatados, su boca entreabierta mientras intentaba recuperar el aliento.
Sus ojos se agudizaron ante su expresión, inclinándose de nuevo para recapturar sus labios. Esta vez, la levantó sobre la mesa y se colocó entre sus piernas.
Khalifa se sentía mareada y caliente. Cerró los ojos mientras sucumbía a las nuevas sensaciones, intentando contener los gemidos mientras él comenzaba a tocarla.
Al principio, acariciaba la curva de su espalda, pero pronto sus manos se movieron al costado, tocando la curva inferior de su pecho...
Era como si cada parche de piel que él tocaba ardiera, pero de alguna manera le gustaba.