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—Beatriz se encontró en la cama con la gran y musculosa figura de Rhys sobre ella, su rostro a pocos centímetros del suyo, mostrando un profundo afecto a través de sus ardientes ojos azules.
Su corazón latía locamente contra su pecho y no pudo evitar ruborizarse. Desvió la mirada porque no podía evitar sentirse tímida.
Su falta de experiencia la hacía sentirse insegura cada vez, aunque Rhys se aseguraba de que todas sus inseguridades desaparecieran.
Beatriz intentó controlar su respiración, pero la ansiedad en su pecho ya le hacía subir y bajar el pecho mientras él llevaba sus manos a acariciar sus mejillas.
—Las cosas que quiero hacerte ahora mismo, ratoncito, pero todavía no —murmuró él, sus ojos parpadeando entre los suyos.