—La atacaron —declaró Matteo con un tono de amargura, los zarcillos de humo siguiendo sus palabras.
La actitud de Remo cambió de inmediato, la seriedad marcando su rostro. —¿Tienes alguna idea de quién podría ser el bastardo?
La mirada de Matteo se fijó en la luz parpadeante de su mechero, su mandíbula se tensaba.
—Mencionó un nombre, pero no estoy tan seguro —comenzó con precaución, su voz desvaneciéndose como si no estuviera seguro del peso que sus palabras podrían tener.
—Dámelo —la respuesta de Remo fue rápida y autoritaria, un tono teñido con una corriente subyacente de ira.
La mirada de Matteo se desplazó hacia él, un pensamiento fugaz cruzando por su mente. A pesar de la insistencia de Remo de que nada había pasado entre ellos esa noche, sus reacciones ante cualquier mención de Stella insinuaban emociones que luchaba por ocultar.