Rhys ha esperado este momento toda su vida. Maquinando, esperando la oportunidad perfecta y aquí está. Los labios de Rhys se tensaron en una línea recta mientras avanzaba por el oscuro corredor que llevaba a la oficina de Carlos.
Sabía que tenía que permanecer tranquilo y sereno, a pesar de la abrumadora oleada de adrenalina que recorría sus venas. Rhys había ensayado este momento en su cabeza mil veces, imaginando cada posible escenario y resultado.
Al acercarse a la puerta de la oficina de Carlos, Rhys se detuvo por un momento, tomó una respiración profunda y se compuso. Tenía que ser cuidadoso, silencioso y rápido.
No quería alertar a nadie de su presencia. Giró lentamente la perilla de la puerta y, para su sorpresa, la puerta se abrió sin hacer ruido. Entró y cerró la puerta detrás de él, envolviéndose en la oscuridad.
Los ojos de Rhys se ajustaron lentamente a la tenue luz mientras escaneaba la habitación.