Beatriz se sonrojó, conteniendo la respiración en su garganta.
—Bueno, a ver qué pasa —soltó una risita nerviosa y encendió la mecha del explosivo.
Rhys soltó una carcajada antes de tomar su mano y tirar de ella en la dirección opuesta.
—¡CORRE! —gritó, pero se podía oír la risa en su voz.
La adrenalina se disparó en las venas de Beatriz mientras encontraba sus piernas luchando por mantener el ritmo de sus zancadas.
Estaba asustada y emocionada al mismo tiempo, y Rhys agarrándole la mano era lo único que la mantenía cuerda.
Cuando estaban a un par de cientos de metros de los explosivos, Rhys se detuvo abruptamente, haciendo que ella se estrellara contra su pecho duro como la piedra. Él la sostuvo allí protectoramente, sus cálidos brazos rodeándola.
—Mira, amor —dijo y señaló al cielo.
A regañadientes, Beatriz apartó la vista de su intensa mirada... y vio los fuegos artificiales encendiéndose.
Uno a uno, explosivos de todos los colores y tamaños iluminaban el cielo nocturno con un estruendo.
No podía permitirse parpadear, no quería perderse ni un segundo del escenario más increíble que jamás hubiera presenciado.
No se giró ni cuando oyó el chasquido de una cámara.
Estaba ocupada grabando en su memoria cada hermoso fuego artificial como si estuvieran justo delante de ella. Su boca se abrió incrédula.
El momento era perfecto. Quería que durara para siempre.
Pero entonces el sonido de las sirenas de la policía llenó sus oídos.
—¡Mierda! —Rhys maldijo y le tomó la mano de nuevo.
—¡Beatriz, tenemos que salir de aquí! —exclamó.
Beatriz no tenía ni idea de cómo había acabado en su moto, el viento golpeándole las mejillas le recordaba que todo era real.
Se abrazó más fuerte a Rhys mientras él aceleraba por la carretera.
Beatriz se reía y gritaba lo suficientemente fuerte como para que Rhys la oyera.
—¡Fue increíble! ¡Nunca pensé que algo malo pudiera sentirse tan bien! Todo ocurrió en un instante. ¡Estábamos allí y al siguiente segundo estábamos huyendo por nuestras vidas! —decía, jadeando por aire—. Me alegra que te hayas divertido. Ahora disfruta del viaje —Rhys se rió entre dientes.
Beatriz se quitó la liga del pelo y dejó que el viento le desordenara el cabello. Extendió sus brazos, alzó el rostro hacia el cielo nocturno mientras recorrían la ciudad.
Esa sensación buena y cálida, no quería que terminara. Deseaba que cada segundo de su vida estuviera lleno de esta felicidad.
—¡Vale, nuestra última parada de la noche! —dijo Rhys y aparcó su moto en la plaza del pueblo.
La ayudó a bajar de la moto y volvió a tomar sus manos, tirando de ella hacia la fuente de agua.
La acercó hacia él junto a la fuente de agua y gentilmente apartó un mechón de su pelo detrás de su oreja.
—Beatriz...
Su voz era apenas un susurro mientras presionaba su frente contra su sien y acariciaba sus labios con el calor de su aliento.
—¿Te has divertido? —preguntó con una suave sonrisa en su rostro.
```
Beatriz tragó el nudo en su garganta y asintió —Sí.
—¿Crees que este día vale la pena recordarlo? —preguntó de nuevo mientras colocaba su pulgar peligrosamente cerca de la comisura de su boca y ella bajó la vista a sus labios.
—S-sí —Beatriz parpadeó, sin apartar la vista de sus labios.
—Pues déjame darte otro recuerdo para desbloquear. Siempre que visites esta ciudad recuérdame, ratoncita.
—No p-puedo olvidar. Nunca olvidar —Beatriz respondió distraídamente.
Su mirada aún en sus labios perfectos y rosados, y vacilantemente alcanzó hacia él y puso sus manos en su cintura, justo encima del cinturón antes de agarrar la tela de su camisa negra con sus manos.
No me preguntes cuándo se volvió tan osada. Pasar tiempo con él la había hecho sentirse más cómoda y su deseo de probar cómo se siente él contra ella era tan fuerte que no le importaba.
Beatriz se arqueó hacia él mientras su cuerpo la llamaba más cerca.
Inclinó su cabeza hacia abajo y hubo una respuesta rápida en su pulso. Él tiró de su labio inferior con la yema de su dedo pulgar, exponiendo sus dientes inferiores
—Bueno. Entonces recuerda esto también.
Llevó sus manos hacia arriba para sostener su rostro y luego bajó sus labios a los de ella. Los ojos de Beatriz se abrieron de par en par, estaba demasiado atónita para hablar. Jadeó cuando él la apretó más hacia él, sacándola de su estupor. Cerró los ojos y le correspondió el beso, suavemente al principio, pero luego sus labios presionaron con más firmeza, profundizando el beso.
La fuente de agua lanzaba agua hacia arriba en ese momento, celebrando su feliz momento con ella. Sabes cómo la gente compara los besos con fuegos artificiales? Sí, fue más explosivo que los fuegos artificiales y la sensación era más caliente que un hotpot.
Le dio otro beso suave antes de apoyar su frente contra la de ella.
—Estaba esperando hacer esto desde que te vi hoy —susurró con voz ronca, mientras las yemas de sus dedos acariciaban su mejilla suavemente.
—¿Por qué no lo hiciste? —preguntó Beatriz, con una voz apenas audible y no completamente segura de dónde sacó la confianza para preguntar.
—Porque temo que una vez que pruebe, podría ser egoísta y querer más.
—Dijo, atrapando su labio inferior con sus dientes antes de liberarlo.
—¿Y ahora? ¿Después de la prueba? ¿Quieres más? —preguntó ella con expectación.
—Rhys soltó una risita a sí mismo, —Sí, aunque sé que no debería, pero los humanos somos criaturas egoístas, ¿eh?
—Beatriz frunció el ceño en confusión, —¿A qué te refieres?
—Me refiero a que tú y yo... esto es el final. Mereces a un chico mejor y espero que lo encuentres algún día.
—Beatriz abrió la boca para hablar, pero no salió nada.
—Prométeme, ratoncita, que serás feliz. Te ves tan hermosa cuando sonríes, no dejes que nadie te quite tu sonrisa.
—Beatriz levantó la vista del suelo y lo miró a los ojos.
—Creo que deberías tomar tu propio consejo. —Beatriz soltó una pequeña risa.
—Hmm tal vez debería —dijo y le dio un beso en la frente.
—¿Entonces puedes besarme una última vez? Creo que me has arruinado. Ahora estaré comparando a cada chico que bese contigo.
—Rhys sonrió con suficiencia, —Y estoy seguro de que ninguno se comparará conmigo —se jactó antes de inclinarse y presionar sus labios contra los de ella una vez más.
La despedida final, pensó Beatriz.
Pero sólo si supieran lo cruel y retorcido que puede ser el destino.
N/D: Lo siento chicos por no publicar, he estado enfermo. Todavía estoy enfermo pero ahora estoy mucho mejor excepto la tos que no me deja en paz. Siendo asmático se pone peor cuando cambia el clima, pero ya estoy bien creo. Además, tenía planes de dejar el libro pero ver cómo incluso votaban cuando no publicaba me conmovió jajaja.
Publicaré la sinopsis oficial y otras cosas en los comentarios así que échale un vistazo y dime qué piensas.