```
Elvira maldecía internamente, dándose cuenta de que esas momias no lo iban a dejar ir fácilmente —apretando los dientes, siguió navegando a través de los angostos callejones, ocasionalmente pateando escombros acumulados en las esquinas o tomando y lanzando desorden a la Seguridad Momia que lo perseguía para retardar su avance. Afortunadamente, el callejón era lo suficientemente estrecho como para permitir que solo dos momias avanzaran lado a lado.
Estaba en el tugurio del Distrito del Sur, un laberinto apretado y caótico lleno de basura y decaimiento. Olores podridos eran omnipresentes, junto con aleros trepables y tejados. Con un salto, Elvira trepó a un tejado, entrando a un mundo aparentemente diferente. Los tejados del Distrito del Sur pertenecían a la gente, en contraste con las calles empobrecidas de abajo.