Megan se levantó y le ofreció su mano a Gastone para saludarlo. Le sonrió inocentemente, mostrándole sus dientes blancos con un único diente de oro en su colmillo izquierdo.
—Soy Megan. Encantada de conocerte —dijo radiante, acercando su mano a Gastone.
Gastone entrecerró los ojos. Se volvió hacia Navin y preguntó:
— ¿Ya pagaste?
—Ah, sí. ¿Por qué lo preguntas? —respondió Navin con curiosidad.
—Bien —Gastone agarró del brazo a Navin, lo levantó y lo arrastró lejos de la mesa.
Megan estaba atónita de ser ignorada y rechazada al mismo tiempo. Había planeado seducir a Gastone con su belleza, pero no tuvo efecto alguno.
—¡Espera! —gritó Megan. Su orgullo le decía que necesitaba ser atendida por los hombres.
Cuando Megan iba a correr tras ellos, otro hombre le bloqueó el camino.
—Ni se te ocurra seguirnos —murmuró Jorge severamente. Su voz vibraba en su pecho, mostrando ira y dominancia, lo cual sorprendió a Megan.