—Ah~ Los suaves gemidos de Rosina resonaban en la habitación mientras continuaba masajeando su botoncito bajo su capa.
—Señorita Rosina, ¿qué estás haciendo? —murmuró Draco en pánico. Sus ojos se desviaron hacia el cuerpo inferior de Rosina donde su mano se veía claramente tocándose.
—Mírame —susurró Rosina para recuperar la atención de Draco—.
Draco la miró a los ojos. Sus miradas se alternaban con su lobo interior ya que los gemidos y acciones de ella eran suficientes para excitarlo, pero no podía hacer nada porque iba en contra del contrato.
—Ughh~ —El cuerpo de Rosina se estremeció después de usar su otra mano para meterse un dedo. Abrió bien las piernas para tener acceso, mostrando partes de sus muslos. Fue entonces cuando Draco se dio cuenta de que no llevaba nada pesado debajo de la capa.