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—¡Dulces! —Yuki se acurrucó y se aferró a Alice felizmente—. ¿Podemos ser amigas por mucho tiempo? Sé que tienes días limitados, pero me encantaría pasar todo el tiempo que pueda contigo. —Los ojos de Yuki brillan.
—Seré tu amiga hasta el final de mi vida, claro está. Me quedan unos cien años más o menos. Así que si eso es lo que quieres, seguro que me quedaré contigo el mayor tiempo posible. —Alice le devolvió el abrazo.
Adam entró y miró a las chicas en el asiento trasero. —Oh, querida Diosa, ¿en qué me he metido? —Condujo el coche alegremente.
Yuki se ríe mientras mira a Adam en el espejo. —Adam, te espera un tiempo interesante. Es raro ver a un demonio zorro, y tenerte con nosotras es todavía peor.
Suspirando, Adam niega con la cabeza. —Ya tengo suficientes problemas con chicas. Me mantendré detrás pero aún así os seguiré. Pero en el segundo que entréis a una tienda de lencería, me largo.