—Padre siempre encontraba el papel de regalo más interesante. ¿No te dio una vez uno que era el cielo nocturno con lobos aullando a la luna, Hermano Mayor? —preguntó Yuki.
—Sí, Padre tenía un buen sentido del humor. Incluso le dieron a Cedric uno que tenía sombreros mágicos, varitas, conejos asomándose de sombreros —Claude empezó a reírse de la idea.
—Tenía otro para mí que era con pequeños diablos y con pequeños murciélagos. Creo que era su forma de decirme que no le importaba el demonio atrapado dentro de mí y que pronto sería de la familia —Cedric negó con la cabeza—. Ryan siempre tuvo un buen sentido del humor.
Yuki miró la cinta que estaba en la parte superior de la caja. Lentamente, pasó sus dedos por los rizos. Luego, cortó el lazo. Desenvolvió cuidadosamente su regalo y puso el papel a un lado. Deslizó la tapa de la caja. Miró hacia abajo y vio un vestido rojo sin mangas. Yuki lo sacó lentamente, y las lágrimas llenaron sus ojos al mirar el vestido.