Claude los alcanzó y los siguió al fondo. —Solo guía el camino, John. Si alguien va a poder recordar a los que quiere, será Cedric.
—Muy bien —John ya los estaba llevando—. Solo para que sepan, no puedo garantizar que estos sobrenaturales obedezcan completamente, pero creo que con su presencia no habrá problemas. Avísenme cuando tomen una decisión —hizo una reverencia y esperó en la puerta.
Cedric entró en la habitación y vio a un súcubo que cruzó miradas con él. Ella se apoyó en la jaula y extendió su mano hacia él. Cedric se detuvo y se acercó a la jaula y pasó su mano por el cabello de ella a través de los barrotes. —¿Quieres venir a casa conmigo?
—Sí, eres un raro pedazo de carne que pasa por aquí y podrás alimentar mis deseos al máximo —ella se lamió los labios y lo observó atentamente.
La lanzó al suelo y sonrió con suficiencia. —Soy cruel y no seré amable, si eso te parece bien, entonces te llevaré conmigo.
