—Olvida eso —él puso la llave de vuelta en su bolsillo.
—Se encargaría de eso cuando regresara de su misión. A lo sumo, serían tres meses. El tiempo pasaría en un instante.
—Pero él no sabía entonces, que para cuando pasaran esos tres meses, el tiempo se le habría escurrido entre los dedos y todo habría cambiado.
—Tang Yuxin continuaba trabajando en sus turnos y viviendo en su dormitorio, enfocando la mayoría de su energía en su trabajo en el hospital. Siempre que tenía tiempo libre, compraba algunas medicinas herbales y elaboraba complicadas mezclas, de las cuales Gu Ning terminaba llevándoselas todas.
—El Presidente Zhu no podía resistirse a suspirar cada vez que veía a Tang Yuxin, como si fuera incapaz de detenerse de suspirar en su presencia.
—Simplemente no podía evitarlo.