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—Compré unos dumplings en la cafetería, solo los recalienté. Saqué tu edredón a airear, estaba un poco húmedo.
—¿Dumplings?
Al escuchar sobre dumplings, Tang Yuxin no pudo evitar tragar saliva. No había comido en todo el día y ahora estaba tan hambrienta, que sentía como si su espalda se pegara a su pecho. Se apresuró a acercarse y agarró los palillos de la mesa para servirse un dumpling.
En un principio estaba inquieta sobre qué comería porque realmente no podía caminar más. Ahora se sentía aliviada al tener dumplings para comer.
—Tío Gu, de verdad eres considerado —mientras Tang Yuxin comía feliz sus dumplings, lo alababa excesivamente.
Este cumplido, parecía ser un poco exagerado.
Gu Ning también se sentó, tomó los palillos y empezó a comer dumplings.
—Come despacio —tocó la mano de Tang Yuxin con sus palillos—, ¿quién te enseñó a engullir la comida así?