—No importa lo que esté sucediendo afuera, para aquellos que están atrapados adentro, ya es el fin del mundo. Poner en duda la humanidad cuando se enfrenta a un desastre no importa; la verdadera prueba está aquí mismo.
—Ella se negaba a creer que en tales momentos, todos renunciarían de manera desinteresada a su comida y agua. La ofrenda no era solo comida o agua; eran sus propias vidas.
—Más tarde, aquellos que fueron rescatados compartieron que algunas muertes podrían haberse evitado. No murieron por necesidad, sino porque querían sobrevivir. Sin darse cuenta, su deseo de vivir llevó a peleas feroces por la comida, resultando en muchas muertes innecesarias.
—Era como un terremoto: quizás el sismo en sí no causó muertes, pero el caos resultante y el pisoteo sí lo hicieron.
—Ella tocó su caja llena de comida. Podría salvarle la vida, o podría terminarla.