—Jiani, ¿puedes sacarme a pasear? —Jin Wenhan acerca su silla de ruedas a Wei Jiani, quien acababa de entrar en la habitación. Su rostro mostraba una suavidad inusual, a diferencia de la de su madre, tal vez más parecida a la de su padre. Así que, sus rasgos faciales son naturalmente elegantes.
—Claro —Wei Jiani se apresura a ayudar a empujar su silla de ruedas hacia el exterior.
Una vez afuera, el frío viento del principio del invierno roza sus rostros, enviando escalofríos de frío por sus mejillas.
—Jiani, gracias. —Jin Wenhan, que había estado inconsciente en aquel momento, recordó a alguien diciendo que tendrían que amputarle las piernas y que se quedaría discapacitado. Pero cuando despertó, todavía tenía sus piernas, y el médico con bata de laboratorio estaba allí.
El médico era Wei Jiani.
Wei Jiani toma la mano de Jin Wenhan, pero se retrae ligeramente ante la mirada en sus ojos.