Xu Miaomiao también compró muchas cosas y todo eso era cargado por Chen Lidong que iba detrás.
Chen Lidong estaba tan molesto, él también tenía cosas que quería comprar.
Cuando casi habían terminado de comprar en esa calle, eran alrededor de las nueve de la noche y los vendedores estaban a punto de cerrar sus puestos.
Mientras volvían por la Calle del Agua, descubrieron que la Tía Xu había venido y preparado algo de comida, la cual había traído en contenedores térmicos.
La posada estaba bastante cerca de la casa de la Tía Xu, a solo un corto paseo de distancia.
—¡Tía, eres la mejor! —Miaomiao abrazó el brazo de la Tía Xu y actuó como una niña pequeña, toda mimosa y dulce.
La Tía Xu le pinchó la mejilla a Miaomiao con el dedo y dijo:
—Eres tan dulce. No me extraña que tu padre te haya enviado aquí, debes haberlo convencido mucho, ¿verdad?