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Mientras bajaba la cabeza para sumergirse en las respuestas, el tiempo se deslizaba silenciosamente. Después de revisar su prueba varias veces, miró el reloj —solo había pasado media hora. Se frotó las manos. Desde que comenzó la escuela, nunca había terminado de contestar preguntas tan rápidamente. En exámenes pasados, se rascaba la cabeza y lanzaba miradas ansiosas a su alrededor hasta que la prueba terminaba.
Esta vez, terminó tan sencillamente. Solo quedaban unos pocos espacios en blanco, y se arrepintió una vez que vio las preguntas que no pudo responder. Definitivamente había visto estas antes, pero las había olvidado completamente. Tendría que estar atento a estos pequeños problemas en el futuro. De lo contrario, como hoy, omitiría varios espacios en blanco, lo que podría costarle al menos cinco puntos.
