Su Xiaoxiao no era una persona sentimental, pero quizá debido a su especial físico, de repente sintió calor en los ojos.
Abrazó a los tres pequeños y dijo suavemente —No voy a pasar hambre. Tengo dinero.
Los tres no la creían. Así que Su Xiaoxiao no tuvo más remedio que sacar el dinero que había ganado vendiendo la fórmula y el honorario de la consulta que había obtenido del Joven Maestro Xiang —Está bien, dejaré que vean el honorario de la consulta frente a ustedes tres.
Los tres contaron los lingotes de plata seriamente.
Después de confirmar que su madre tenía mucho dinero y no le faltaba dinero para gastar, asintieron a regañadientes en satisfacción.
Su Xiaoxiao miró a los tres y dijo divertida —Guarden bien el dinero. Algún día vendré y se lo pediré cuando no tenga dinero para gastar.
Los tres lo pensaron y sintieron que era factible. Tomaron el dinero de vuelta temporalmente. Sin embargo, la fea placa negra fue olvidada por Dahu con una mirada de desdén.