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Al principio, todos hablaban a favor del Salón del Corazón Benevolente. Nadie esperaba que la situación empeorara. Todos estaban atónitos.
La mujer se sentó en el suelo y miró a su hijo, que estaba sufriendo dolorosamente, sin poder hacer nada. Tenía los ojos rojos mientras se quejaba —¡Doctor! ¿No dijo que mi hijo estaba bien? ¿Cómo se puso así?
Después de todo, el Doctor Hu tenía muchos años de experiencia médica. Se tranquilizó rápidamente y recordó el proceso de diagnóstico y tratamiento del paciente.
Estaba seguro de que no había hecho nada mal.
La mujer entró en pánico y lloró al Doctor Hu —¿Por qué está ahí parado? ¡Venga y salve a mi hijo!
El Doctor Hu también quería salvarlo, ¡pero no podía!
En ese momento, Su Xiaoxiao avanzó con paso firme y dijo con calma a la mujer —Señora, por favor hágase a un lado. La situación de su hijo es muy crítica.
La mujer ya no podía regañar a Su Xiaoxiao. Miró al Médico Fu con miedo —¿Qué... qué le pasó a mi hijo?
