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Daba vueltas por la casa. Qin Yanran vino a buscarlo dos veces, pero la despidió de manera superficial.
El sirviente de Qin Yun vino una vez, pero él no lo recibió.
Había movilizado a los subordinados más elite de la residencia. Lógicamente, no debería fallar. Pero, ¿por qué estaba tan inquieto?
El sirviente abrió la puerta.
—Maestro, Xu Qing está aquí.
Xu Qing era el subordinado que había enviado para el asesinato.
Qin Che dijo apresurado:
—¡Hazlo entrar rápido!
Xu Qing entró en la casa.
Qin Che instruyó al sirviente:
—Cierra la puerta y no dejes que nadie se acerque.
—Sí, Maestro —El sirviente se retiró, cerró la puerta y la vigilaba con cautela.
Qin Che preguntó impaciente:
—¿Tuviste éxito?
Xu Qing se quitó el sombrero de bambú, revelando una cicatriz feroz en el lado derecho de su rostro.
—No —dijo.
Qin Che se quedó atónito.
—¿Cómo puede ser? ¿No eres tú…
¿No era él el experto más poderoso de la residencia?
