—Es dulce —Su Xiaoxiao los corrigió.
—Madre —Los tres pequeñitos eran tercos.
A Su Xiaoxiao le dolía la cabeza.
La última vez, solo fue un pequeño llamándola. Esta vez, los tres gritaban.
Aunque era bueno que un niño pudiera hablar, no podía emocionarse en absoluto.
Esto era realmente un enorme y hermoso malentendido. ¡Ella no era su madre!
Ante los tres pequeños que no podían ser corregidos, Su Xiaoxiao suspiró impotente.
—Está bien, coman —Les pasó los frutillas acarameladas—. Solo pueden comer uno, o después no podrán dormir. Pueden comerse el resto mañana, ¿entendido?
Con eso, les revolvió el pelo y se dirigió a la cocina.
Los tres niños agarraron las frutillas acarameladas y la miraron, sus pequeñas figuras lucían un poco solitarias.
Su Xiaoxiao esperó hasta que el agua de la cocina hirvió, pero Su Ergou aún no había salido del baño.
—Ergou.
—¡Eh! —No se había caído en el pozo del retrete. Eso estaba bien.
