Ellos fueron los que quisieron llevar al potro a casa, pero en el camino, todos lo señalaban. Se sentían como si hubieran hecho algo mal.
—Mamá.
Los tres se miraron entre sí con inquietud.
Su Xiaoxiao les dio una palmadita en la cabeza a los tres. —Portaos bien. El caballo es muy bueno. A mamá le gusta mucho.
Tras una pausa, Su Xiaoxiao sintió que eso podría no ser suficiente y añadió.
—Me gusta el potro tanto como os quiero a vosotros.
¡Los tres negaron con la cabeza apresuradamente! Ella tenía que querer a Dahu, Erhu y Xiaohu más que a nadie.
Su Xiaoxiao lo entendió y soltó una carcajada. —Vale, vale, vale. Quiero a Dahu, Erhu y Xiaohu más que a nadie.
Mientras hablaba, los cargó y bajó a los tres uno a uno. —Id a buscar a papá. Abuelo y tío llevarán al potro adentro.
Los tres fueron obedientes.
Su Xiaoxiao sonrió al jefe del pueblo y dijo, —Me gusta, por eso lo compré.