Dracon estaba más que sorprendido por la aparición de loli. Era mona y hermosa, pero la vestimenta gótica y el temible poder que emanaba de su cuerpo lo aterraban.
—¿Cómo puede ella aterrorizarme? —rugió Dracon para liberarse del frío sentimiento que lo aprisionaba.
—¡Ella es solo una loli! ¡Y yo soy un Alfa – un dios!
—¿Loli? —Los ojos de la chica se estrecharon, y agitó el látigo. Como una serpiente amenazante, el látigo se lanzó hacia Dracon.
—¡La última vez me cogiste desprevenido, pero no ocurrirá de nuevo! —El cuerpo de Dracon se transformó en una corriente de viento, y se movió más allá del látigo a una velocidad aterradora.
Estirando su mano hacia adelante, una esfera de viento feroz apareció en su palma, y se abalanzó sobre la loli.
Su sorprendente velocidad y poder causaron estragos en el suelo mientras aparecía frente a la loli. Ella no se preocupó en absoluto por él ya que su atención estaba en la destrucción del suelo.