La región central podría ser solo un nombre para el área dentro del meteorito, pero era mucho más que simplemente un área. Era un mundo propio.
Por eso las leyes y el ambiente eran tan diferentes a los de la Tierra.
El cielo era una de esas diferencias. No había nubes, luna, estrellas, etc. En cambio, estaba lleno de puntos de luz atenuados; la tenue luminosidad significaba la noche.
Los suaves y transparentes puntos de luz se reflejaban en el etéreo Estanque de la Lujuria, realzando su belleza. Vientos fragantes pasaban a través del estanque, creando hipnóticas ondulaciones en las que los reflejos se retorcían de manera fascinante.
El estanque era una vista absolutamente hermosa, y uno no podía evitar sentir un fuerte impulso de entrar y participar en la mágica experiencia que el estanque prometía.