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Denisa estaba frente a un gran espejo mientras peinaba su largo y ondulado pelo de cereza chocolate. Dejó caer dos mechones a cada lado de su cabeza, pasando por sus hombros.
La bata blanca con ribetes dorados cubría su largo cabello por detrás. Se ajustó los pendientes en los lóbulos de las orejas antes de abrocharse las botas.
Los pendientes blancos en forma de estrella brillaban intensamente sobre su piel de marfil. Los grabados rúnicos rojos en ellos parpadeaban con un suave resplandor que era hipnotizador para el alma.
A cierta distancia, Kiba observaba los pendientes con atención y sus ojos se iluminaron al pensar en algo.
—Culto de Asteria —recordó por qué le resultaba familiar el diseño de los pendientes—. El culto dedicado al estudio de los oráculos nocturnos y las estrellas fugaces.