Aun cuando los pensamientos de Tempestad y Penélope volaban, Kiba y el espíritu del agua se miraban fijamente, una tensión palpable chispeando entre ellos.
El momento se alargó, ninguno de los dos rompiendo el silencio.
De repente, la cara acuosa del espíritu del agua cambió, sus ojos se abrieron de par en par mientras miraba hacia la distancia dentro de la jungla.
Kiba, sobresaltado, giró para seguir su mirada.
Tempestad y Penélope hicieron lo mismo, su curiosidad aumentada.
Incluso Martha, desde su lejano punto de observación, siguió su línea de visión para ver qué había causado que la expresión indiferente del espíritu del agua cambiará a una de shock. ¡Bang!
Justo entonces, una bomba neblinosa explotó por detrás, una espesa niebla envolviendo el área.
La cabeza de Kiba giró rápidamente hacia donde había estado el espíritu del agua, pero había desaparecido, dejando solo la niebla giratoria a su paso.
—... —Su mandíbula se desencajó en pura conmoción.