La vergüenza roía el interior de Martha mientras la Reina del Hielo volvía a sumirse en la meditación.
—Ese Destructor de Traseros… —murmuró por lo bajo, con el peso del título difícil de tragar. ¡Después de todo, recordaba claramente los vídeos de él usando el Destructor de Traseros en mujeres, debilitándolas hasta el límite!
—¿Qué demonios podría haber hecho para merecer tantos elogios... y tal decepción en las mujeres de Edén!? —su mente trabajaba en busca de una explicación.
¿Por qué creería la Reina que habían sobreestimado su capacidad? La respuesta seguía siendo esquiva.
—¡Seguramente no está utilizando el Destructor de Traseros para acabar con las mujeres de Edén! —el pensamiento la golpeó como un rayo, y se olvidó de respirar.