La Reina del Hielo también emergió de la explosión, su mano derecha sosteniendo una espada de hielo hecha de la oscuridad.
Una frialdad aterradora emanaba de ella, oscureciendo el mundo con una tormenta de nieve oscura. Al mismo tiempo, una negrura profunda brotaba de la espada, envolviendo los alrededores.
A pesar de la negación total de luz, ella era claramente visible. El contorno de su rostro nacarado estaba envuelto con cristales de hielo luminiscentes. Estos la cubrían hasta las escápulas, donde brotaban como alas.
De alguna manera, su transformación era similar a la de Kiba, algo que la Niebla Negra notó.
¿Qué diablos son estas dos anomalías?
El cielo continuaba rugiendo con rayos furiosos y liberando una fuerza de desintegración absoluta que colisionaba con el frío, haciendo que el mundo temblara violentamente.
Los maestros de estas dos fuerzas se midieron mientras sus alas dibujaban tonos flotantes en el ambiente catastrófico.