Cindy yacía en el suelo, su cuerpo temblando. Sabía qué significaba la pregunta de Kiba hacia ella y Byron.
¡Solo uno de ellos viviría!
¡Y la persona que moriría sería decidida por ella o por Byron!
—¿Qué debería hacer? —Byron sudaba balas de miedo.
La única opción que la pregunta daba era matar a Cindy o sacrificarse él mismo.
¡Pero cómo podría sacrificar al amor de su vida?! Sí, ella lo traicionó y le hirió. Pero eso no fue intencional.
El amor no podía envenenarse hacia el odio fácilmente...
Byron tragó saliva y levantó la cabeza, mirando a Kiba.
—Por favor... no lo hagas —Byron suplicó—. Pedimos perdón por lo que hemos hecho.
—¿Pedir perdón? Pero ¿por qué, suegro? —Kiba preguntó con una mirada inquisitiva.
Byron no respondió. Estaba seguro de que Kiba lo sabía todo.