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(A/N: ¡Tres capítulos en uno!)
Durante los últimos treinta minutos, Gomez estuvo sentado en la sala de espera. Conocía la necesidad de privacidad, así que accedió sin problemas a esperar afuera mientras la genial Doctora Kiba realizaba pruebas a su esposa. Ahora, había pasado media hora y pensó en ver cómo estaba su esposa.
Gomez abrió la puerta de vidrio opaco que conectaba con la sala médica y preguntó:
—Cariño, ¿ya terminó el examen?
Anne estaba acostada en la mesa de exploración con las piernas en los estribos. La Doctora Kiba acababa de introducir la mitad de su polla en el ansioso coño de ella, lo que le dio un pequeño orgasmo. Mientras disfrutaba de la sensación celestial, se abrió la puerta.
Quería gritar y lamentarse con la polla gruesa atascada en su coño, pero ahora, su expresión se transformó en una de horror. Lo que la aterraba aún más era que la Doctora Kiba seguía penetrándola con su eje, y su cuerpo respondía con alegría.