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Agatha originalmente esperaba que Kiba soñara con poderes fuertes y vida eterna dadas sus circunstancias. Pero cuando Kiba dijo que no estaba interesado en esas cosas, ella esperaba que soñara con una familia feliz y estable, o paz, o riqueza.
Incluso pensó que tal vez él querría conocer a sus padres. Esas eran las cosas que un hombre, especialmente alguien que surgió desde lo más bajo de la sociedad, encontraría atractivas.
Nunca imaginó que Kiba solo soñaría con sexo y vanidad junto con avaricia. ¿Ahora él le estaba preguntando si esto era demasiado pedir?
—¿Quieres disfrutar cada fase de tu vida? Ese es un buen sueño. ¡Pero otros sueños no son tan buenos!
—¿Quieres hacer el amor con cada belleza que existe? ¿Quieres probar el mejor licor y la mejor comida? ¿Y también quieres tener un lío con esposas mientras sus maridos mueren de vergüenza y envidia?
—¡Sí, estás pidiendo demasiado! ¿Por qué no pides el mundo mientras estás en ello?
Agatha no expresó sus pensamientos en voz alta. Podía decir por la voz y el comportamiento de Kiba que él hablaba en serio sobre sus sueños. No quería herir su ego. Al final, pensó que no tenía derecho a juzgarlo, sin importar cuán extravagantes fueran sus sueños.
—No, no es demasiado pedir. El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños. Estoy segura de que tendrás éxito —Agatha respondió con una sonrisa forzada.
Kiba comenzó a reír. Él podía adivinar fácilmente lo que ella estaba pensando, pero no le importaba. Sabía que sus sueños podrían ser despreciados por la sociedad, pero para él, ¡eso no importaba! Era su vida, y quería vivirla a su manera.
Tal vez su vida sería corta sin gloria ni honor, pero al final, no habría arrepentimientos. Podía morir con una sonrisa feliz.
¿Por qué debería preocuparse por lo que otros pensarían después de que muriera? ¡Lo único que le importaba era lo que él pensaría de sí mismo si desperdiciaba su vida!
—¡La mayor aventura que puedes emprender es vivir la vida de tus sueños! —Kiba comentó antes de salir del balcón. Detrás, Agatha se quedó clavada en el sitio, su mente iluminada con sus palabras.
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Kiba entró al salón. Bella Advins estaba cantando su último sencillo mientras los invitados continuaban disfrutando de la comida y el vino.
La mayoría de las mesas estaban llenas de invitados, pero había algunas mesas con una o dos sillas vacías.
Kiba se dirigió hacia una mesa redonda ocupada por modelos de moda. Había espacio para una sola persona.
—Señoritas, ¿les importa si me uno a ustedes? —Kiba preguntó a las damas con la cortesía de un caballero.
Las damas quedaron encantadas con su apariencia, tal como él lo estaba con la de ellas.
—Nos encantaría contar con tu compañía —respondió una modelo rubia.
—Gracias —Kiba se acomodó cómodamente en la silla. Un camarero cercano llenó su copa de vino.
—Parece que los rumores no eran infundados —añadió la modelo rubia, tratando de iniciar una conversación con él.
—¿Rumores? Espero que no hayas escuchado nada malo sobre mí. Los rumores suelen ser exagerados —Kiba respondió mientras tomaba un sorbo de vino.
—Los que he escuchado eran más bien halagadores, ¡pero quizás tengas razón, podrían ser exageraciones! —la modelo coqueteó con él. Llevaba un vestido rojo ajustado que revelaba su escote.
—Dije que 'suelen' ser exagerados pero no siempre. Para mí, parece que los detalles que escuchaste eran ciertos —Kiba respondió.
—¡Podemos verificar los detalles si quieres! —La modelo rubia le entregó su tarjeta.
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