—¿Por qué te esfuerzas tanto? Si te gusto, puedes cortejarme de una manera abierta… —Bai Qingqing sintió un pinchazo en sus ojos al hablar, sintiéndose agraviada.
El cortejo era un proceso dulce y romántico para otros, pero en su caso, era secuestro y tentativa de violación.
—¿Me llevarás de vuelta a la aldea? También puedes encontrarte conmigo mientras esté en la aldea.
La expresión de Curtis se suavizó por un momento, antes de volverse más resuelta.
—¡Tú me perteneces solo a mí! No permitiré que tengas otros machos. Deja de pensar en regresar a la aldea.
Bai Qingqing negó apresuradamente.
—¡No, no, no! No deseo buscar más machos. Un compañero me es suficiente. Si te elijo, no querré otros machos.
—No lo creo —Curtis miró hacia el rostro de Bai Qingqing, su mirada atentamente observando su delicado contorno facial y exquisitos ojos, cada detalle agitando su corazón. Las comisuras de sus labios se levantaron ligeramente.