La aturdida Bai Qingqing podía sentir los fuertes rayos del sol mientras emitía un suave gemido.
—Nieve…
—Mm… ¿Curtis?
Un sonido apagado—que parecía venir detrás de una pared de agua—entró en sus oídos.
Con mucho esfuerzo, Bai Qingqing levantó sus párpados doloridos, y en su visión apareció una figura humana borrosa con una cabellera de liso y largo cabello rojo.
Sintió una alegría estallar en su corazón, y quiso hablar. Pero en el instante en que abrió la boca, escupió un gran bocado de agua salada del mar.
—Genial, finalmente despertaste.
Otra cabeza dorada apareció en su visión—era Parker.
Bai Qingqing lo miró, luego hacia el cabello rojo, y solo entonces confirmó que era de hecho Curtis. Estaba tan agitada que quería levantarse, pero su cuerpo cayó instantáneamente en un abrazo frío, pero sólido que proporcionaba una sensación de seguridad.
—Nieve, has despertado.