Gold de repente se volvió hacia Bluepool, cuya expresión se endureció.
—Líder.
—Fuiste tú quien trajo a Jean de vuelta. Serás el primero en la línea para aparearte con ella.
La cola de Bluepool se endureció y sus ojos se abrieron de par en par. Le llevó un rato recuperar sus sentidos.
Una gran alegría surgió en su corazón y Bluepool balanceó su cola vigorosamente, alcanzando con un zumbido.
—Jean —La mirada de Bluepool parpadeó y las lágrimas empezaron a rodar rápidamente de sus ojos, resbalando por su rostro.
Bai Qingqing evaluó seriamente el rostro de Bluepool, sin estar segura de si realmente estaba llorando. Cuando uno está en el mar, ¿aún caen las lágrimas al llorar?
Ella estaba pensando esto cuando esa lágrima se condensó en un cristal translúcido.
Bai Qingqing abrió su boca de par en par. ¡Así que la leyenda de que las lágrimas de los tritones podían convertirse en perlas era cierta!