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Bai Qingqing tocó la pared de piedra ennegrecida y sonrió amargamente —Quedémonos aquí. No deseo regresar a la aldea de los pavos reales.
Parker sabía que los tristes recuerdos de Bai Qingqing habían sido evocados. Se acercó a su lado y se agachó, luego acarició su cabeza y dijo —En ese caso, iré a la aldea de los pavos reales a recoger tus cosas. Es peligroso que te quedes sola. Primero usaré algunas rocas para bloquear la entrada de la cueva.
—Mm. No tengo muchas pertenencias allí; solo un top tubo que hizo Curtis —Bai Qingqing dio instrucciones específicas. Ella no quería ver nada que perteneciera a Muir jamás, pues solo aumentaría su frustración.
Parker asintió para expresar que entendía. Encontró varias rocas grandes cerca y bloqueó la entrada de la cueva firmemente, dejando solo un pequeño agujero del tamaño de un puño.
