Las uvas seleccionadas se colocaron en el cuenco de piedra que había sido igualmente drenado de agua. Después, se aplastaron las uvas, y no era necesario agregar nada más. Finalmente, Bai Qingqing colocó un pedazo de la piel de serpiente de Curtis sobre el cuenco de piedra.
Por supuesto, había tenido que convencer a Curtis arduamente antes de conseguir ese pequeño trozo de piel de serpiente que apenas lograba cubrir el cuenco de piedra.
La razón por la que tenía que ser piel de serpiente era que la piel de serpiente era fina, ligera y más limpia que otras pieles de animales. Además, la fermentación del vino requería un mínimo de aire, una condición que se cumplía usando la piel de serpiente.
Parker actuó según las instrucciones de Bai Qingqing y llevó cuidadosamente el cuenco de piedra de vuelta al almacén. Confundido, preguntó:
—¿No dijiste que no te gustaba el jarabe de frutas fermentado por el rey de los simios? Si no bebes el jugo de frutas, se echará a perder.
