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El castillo de Simio era muy grande, y los lugares no parecían muy diferentes entre sí. Bai Qingqing se aburrió después de un rato y estaba a punto de regresar cuando un macho se acercó. Era claro por el par de orejas redondeadas de color naranja-rojo en su cabeza que él era un hombre bestia tigre.
El hombre bestia tigre no miró a Bai Qingqing y caminó sin ninguna expresión. Por su rostro, era solo un hombre bestia de dos rayas ordinario.
Sin embargo, por alguna razón, Bai Qingqing sintió una extraña sensación de alerta, similar a los instintos que los animales tenían ante el peligro. Podría ser que después de vivir la vida de un hombre bestia durante medio año, ella también había adoptado sus hábitos animales.
Bai Qingqing se mantuvo pegada a la pared, manteniendo sus ojos en el hombre bestia tigre. A medida que el hombre bestia tigre se acercaba cada vez más, su impulso de escapar también se intensificaba cada vez más.
