Leves temblores emanaban del suelo y el sonido de bestias corriendo se acercaba cada vez más. Parker miró en la dirección del sonido y su cuerpo entero adoptó una postura defensiva.
—¿Dónde están mis hijos? —la aguda voz de Rosa resonó, y los sonidos de la carrera se detuvieron. Más de diez hombres bestia se detuvieron frente al refugio del pájaro.
Bart, en su forma humana, miraba ansiosamente a su alrededor, su nariz temblaba rápidamente. No pudo contenerse y se precipitó dentro del refugio del pájaro. Parker instintivamente quería abalanzarse para defender su propio territorio, pero al pensar en aquellos niños, contuvo a la fuerza el impulso.
—¿Dónde están mis hijos? ¿Dónde los han escondido? —rugió Bart.
Quizás porque la atmósfera no parecía correcta, o el olor a sangre en el aire le había dado una sensación ominosa, pero Bart perdió completamente la calma. Sus ojos emitieron un brillo verde en la noche.