—¿Rechazar a las hembras? Esto era refrescante. Parecía que la tribu de las sirenas era bastante arrogante.
—Realmente son una tribu interesante —Bai Qingqing se acarició el estómago y preguntó—. ¿Vienes a hacerme un chequeo corporal? ¿Puedes empezar?
—Quítate la ropa —dijo el rey simio.
Después de todo, Bai Qingqing venía de una sociedad moderna. Dirigió una mirada cautelosa hacia el rey simio, dudó un momento, antes de quitarse la prenda exterior. Afortunadamente, vestía su top de tubo todos los días.
La cintura de Bai Qingqing seguía siendo delgada, su piel clara y tierna. Su estómago estaba ligeramente abultado, pero no la hacía parecer gorda en absoluto. En cambio, le daba un aspecto un tanto travieso, desprendiendo cierto aire de belleza maternal.
